A contraluz trepidante
mi cabeza giraba.

Debiera, 

después de tanto tiempo rodando,
pero sed no tenía, así que
digerí como pude las palabras vacías
que oscurecen el día.

Rebotaban a ciegas

convirtiéndose en pulpa.
Así las noté morir: 
contra la pared viscosa
de un alma en penumbra 
y geografía de cueva.




Legi

016